martes, 16 de abril de 2013

La Pasión


        La barba pincha al principio, es verdad. Pero, ¡ay, hijas mías!, esos labios, dulces como bienaventuranzas, os transportarán al reino de los cielos, dice la madre superiora, que se santigua y eleva a las alturas una mirada que parece una plegaria. Luego se pone de puntillas y besa los pies de mármol blanco. Las novicias lanzan suspiros de devoción mientras se empujan las unas a las otras para estar lo más cerca posible del crucifijo. Ahora, eso sí, continúa aleccionando la madre superiora, tened cuidado con los agujeros de sus manos, las manchas de sangre en el hábito son muy difíciles de lavar.

sábado, 6 de abril de 2013

El abrazo



 Que venga a darme un último beso, masculla  Von Hagens al oído de su médico personal. El doctor asiente, solícito, y con un rígido ademán traslada la orden a la señora Hagens. Bárbara Hagens, en el local de striptease la llamaban sólo Barbie, da un paso al frente. Osito, siento tanto que te mueras, dice, entre mascada y mascada de chicle. El viejo saca unos brazos esqueléticos y  la agarra con tal fuerza y rapidez que deja a Barbie sin aliento. Y la abraza.  Y aprieta. Sus cuerpos se funden. Se mezcan. Al deshacerse el abrazo, en la cama hay una anciana que masca chicle y  un joven esbelto se aleja silbando algo de Sinatra.