El amor es un engaño, una estéril falacia de la mente. Para el cosmonauta Serguéi Grigoriev, sólo eran impulsos eléctricos que saltaban entre neuronas. Al menos eso solía decirnos, al resto de tripulantes de la estación espacial MIR, mientras comíamos o realizábamos labores de mantenimiento. Nosotros guardábamos silencio e intercambiábamos miradas de complicidad. Todos sabíamos que, cada domingo al pasar por las coordenadas 39,54 N, 4,17 E, Serguéi salía fuera embutido en su traje espacial y, cuando pensaba que nadie miraba, sacaba de no sé dónde una rosa y una carta. Las empujaba suavemente hacia abajo y se quedaba ahí, inmóvil, viendo como se hundían lentamente en la atmósfera azul y blanca.
miércoles, 26 de noviembre de 2014
lunes, 24 de noviembre de 2014
Microrrelato nº 62: El truco
Antes de que vuelva papá al escenario hay que cepillar su levita, retocarle el maquillaje y rellenar la chistera con los animales para el próximo número.
- Mamá, entonces ¿papá no hace magia de verdad? -pregunta Pedro.
Ella le mira un segundo con la cabeza ladeada.
- Claro que no, cariño. Es sólo un truco. Pero vamos, date prisa.
Pedro retiene una lágrima de desilusión y empieza a meter los leones y los elefantes en la chistera.
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miércoles, 19 de noviembre de 2014
Microrrelato nº 61: Un avioncito de papel surca el aire
El niño que sonríe desde el
portarretratos tiene la cara sucia de chocolate. Ella le da un golpecito,
casi distraídamente, y ve como cae de la mesa y se hace añicos. Recoge la foto,
le sacude los trocitos de cristal roto y baja a la calle. Camina largo tiempo
bajo la azulada luz del alba, entre ruinas y cascotes. Al llegar a
la trinchera, saca la foto y empieza a doblarla. Con parsimonia, un
pliegue, después otro, sin hacer caso de los gritos, ni ver los fusiles
que asoman, histéricos, desde el otro lado de la alambrada. Entonces,
casi al mismo tiempo, escuchamos un disparo, una mujer deja de llorar y
un avioncito de papel surca el aire sobre las cabezas de los soldados.
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lunes, 17 de noviembre de 2014
Microrrelato nº 60: Cuentos de la sombra
Me preguntas porqué escribo aun mis cuentos a lápiz. Te lo voy a explicar, aunque probablemente no me creas: Lo hago porque dentro, en su corazón de grafito, habitan, apiñados, los fantasmas de los personajes que algún día inventaré. Y si acerco bien la oreja puedo oírlos pelear entre ellos por estar en primera posición, cerca de la punta de carbón. Algunos incluso me hablan, me cuentan su historia antes de que yo la invente. Tengo a algunos de ellos encerrados bajo llave en una cajita de madera, allí en lo más alto de la estantería. A veces los escucho agitarse, quejumbrosos, dentro de su prisión. Si te atreves, te presto alguno.
sábado, 15 de noviembre de 2014
Microrrelato nº 59: La mano derecha
Hubo un
día, hace años, en que tuve una cámara fotográfica en la mano derecha y una
pistola en la izquierda. La foto que hice dio la vuelta al mundo. Un grupo de
soldados serbios, a las afueras de Kosovo, violaba a una niña musulmana. Hoy,
quince años más tarde, tengo esa fotografía en la mano izquierda y la pistola
que entonces no usé, en la derecha.
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