domingo, 23 de octubre de 2011

Sincronicidades

A las 13 horas 5 minutos del 29 de septiembre de 2011 Valeria Obušok, insigne cardióloga, muere arroyada por el camión que transporta los instrumentos de la filarmónica de Viena. En ese mismo instante, Monsieur Diastôl, afamado compositor, sufre un infarto y se desploma, ya sin vida, sobre las partituras de su nueva sinfonía.
Si nos remontamos ahora a las 13 horas 5 minutos del 29 de septiembre de 1961, veremos a la estudiante Valeria Obušok no entrando en el café de la Opera de Moscú. Allí, un joven Diastôl celebra su admisión en el conservatorio. Ella, por suerte, decide pasar de largo y nunca se conocen. De lo contrario, en su vida, únicamente se habrían amado.

Feliz aniversario,maja



Toca jotas otra vez. Como cada 12 de noviembre,el abuelo sube al desván y regresa con su colección de vinilos.
Coloca uno en el tocadiscos;la casa,normalmente tan silenciosa,se va llenando de tambores,bandurrias y laúdes.
Agarra a la abuela y se pone a bailar; van dando vueltas por todo el salón. De vez en cuando,intenta un salto,pero ya no logra despegar los pies ni un milímetro. Eso no le molesta,se pasará todo el día bailando con esa sonrisa en la cara.
Después,cuando el sol se ponga,devolverá la urna a su sitio.

sábado, 1 de octubre de 2011

Suicidio profesional





           Sentados frente al eminente psiquiatra, los tres guardábamos silencio y nos mirábamos, la profesora, el loco y yo. Por fin, el psiquiatra, con gesto adusto, colocó frente a mí un tarrito de cristal repleto de pastillas azules. Luego, volvió a recostarse en su silla y entrecruzó los dedos. Tómese dos, ordenó. Yo mire a mis acompañantes y abrí la boca para protestar. El doctor me detuvo con un gesto de la mano. Señor mío, dijo, la esquizofrenia no es ninguna broma, ya es hora de liberarse de sus amigos imaginarios, ¿no cree? Suspiré. Cerré los ojos para no ver sus expresiones; y me tragué las dos pastillas azules. Esperé unos segundos a que hicieran efecto. Al abrir los ojos, la profesora sonreía irónicamente y el loco se desternillaba y agitaba los brazos en el aire. El psiquiatra había desaparecido.