Aquí hay historias que caben entre dos parpadeos.
domingo, 1 de julio de 2012
Afonía
En el funeral del ventrílocuo, su muñeco sube al púlpito a pronunciar el panegírico. Toda la iglesia escucha. Abre la boca de trapo una y otra vez. Hasta que se da cuenta, se ha quedado sin voz.
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