ELLOS ordenaron a sus arqueólogos escavar las ruinas de las
bibliotecas. Los arqueólogos obedecieron y desenterraron libros escritos en
extrañas lenguas.
ELLOS ordenaron a sus académicos traducir los libros. Los
académicos obedecieron pero hubo una palabra cuyo significado no
comprendían.
ELLOS ordenaron a sus sabios que meditaran sobre el problema.
Los sabios obedecieron. Y cerraron sus ojos por largo tiempo.
Cuando los sabios contestaron, ELLOS hicieron chirriar los
dientes y ordenaron a los sabios, a los académicos y a los arqueólogos que se
encerraran con los libros en las bibliotecas, y que sellaran las puertas desde
dentro. Y les ordenaron que, bajo ningún concepto, volvieran a pronunciar esa
palabra.
Desde luego,
obedecieron.
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