lunes, 14 de mayo de 2012

Rescate escalonado

        Mandó la nota de rescate junto con una foto del niño que, lloroso, sujetaba un periódico del día. Como no le hicieron caso, se armó de valor y le cortó el meñique; lo envió por correo dentro de una cajita. Nadie contestó. Mandó la mano. Después el brazo entero. Nada, ni una llamada. Así que continuó mandando trozos. Cuando quiso darse cuenta, sólo le quedaba la punta del dedo gordo del pie izquierdo. Entonces, por fin, recibió una nota de la familia:

         “Sea usted tan amable de acabar de mandarnos al niño. Con los trozos que usted, tan amablemente, ha ido devolviéndonos, su madre ha podido volver a zurcirlo entero. Pero sin el trozo que falta le cuesta mucho chutar los penaltis en el colegio.”

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