sábado, 3 de septiembre de 2011

La culpa del soñador

… y la serpiente con ojos de diamantes se enrosca en tu cuello. De repente, ya no estás en la selva, ahora eres una niña pequeña y estás en una fiesta, en casa del embajador egipcio, y la serpiente ahora es un collar de diamantes…

Este es mi trabajo, soy narrador de sueños. Si la experiencia onírica de alguien es aburrida, previsible o repetitiva, y tiene dinero para pagarme, yo soy su hombre. Llenaré sus noches de emoción, alegorías imposibles, argumentos disparatados, lo que el cliente quiera.

…el embajador se te acerca y te dice: que collar tan bonito, ¿me lo enseñas? Tú dices que sí con la cabeza, ese hombre te asusta. Ya no estás en la fiesta, sino en la cocina de la embajada, estáis los dos a solas…

Es un trabajo muy delicado, sometido a una férrea ética profesional, que yo estoy a punto de romper. Me inhabilitaran, pero no me importa. Este individuo, que ahora duerme en mi diván, salió absuelto del juicio pero todo el mundo sabe la verdad. Y lo peor de todo es que nunca ha mostrado síntomas de arrepentimiento. Yo, al menos, puedo solucionar eso.

el embajador se te acerca despacio, tiene un cuchillo en la mano...

No hay comentarios:

Publicar un comentario