sábado, 3 de diciembre de 2011

La forma de crear


Las palabras, lánguidamente, se han ido posado de nuevo sobre el libro. Don Miguel, tomándolo entre sus manos, lee la primera línea: “Hidalgo corredor de lugar nombre Mancha acordarme rocín adarga…” No, tampoco esta vez. Se acoda sobre la mesa y, suspirando ruidosamente, hunde el rostro entre las manos. Luego se agarra la cabeza y la zarandea y la zarandea. De repente, el libro vuelve a estar en blanco, pues las palabras han estallado, y flotan y revolotean en enjambres  de tinta negra, y ocupan otra vez todo el aire de la habitación. Y Don Miguel reza, reza por que esta vez, cuando sedimenten sobre las páginas en blanco, por fin lo hagan en el orden correcto.  

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