Y vuelve a sentir bajo
los pies el leve temblor de las vías. Y enseguida, la misma locomotora de
siempre, como una bestia furiosa, emergiendo del túnel entre nubes blancas. Cierra
los ojos justo antes del impacto. Y su
vida pasa frente a sus ojos. Y regresa al principio: Al nacimiento, la
infancia, la adolescencia. Y revive todo de nuevo. Y la angustia le consume, la
angustia de saber siempre lo que vendrá a continuación, de no poder cambiar
nada, ni un ápice. Luego,
inevitablemente, Miriam. Sabe que, junto con ella, vendrá el amor
desgarrado. Y luego la confusión, el sufrimiento. Y, de nuevo, aquella noche, aquella
fiesta en que vio lo que nunca debió ver. La noche en que corrió sin rumbo,
loco y borracho. La noche en que pudo
elegir. Pero vuelve a elegir lo mismo que elige siempre. Y se encuentra de
nuevo allí de pie, frente a la oscura boca del túnel. Y vuelve a sentir bajo los
pies el leve temblor de las vías…
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