sábado, 4 de febrero de 2012

La cura de la neurosis


   Que sea lo que Dios quiera, piensa Mar levantando, temblorosa, el pie. Papá y mamá la miran con un brillo de esperanza. Pero Mar mantiene el pie en alto y pregunta: ¿Seguro que no pasarán cosas horribles si piso la línea entre las baldosas? ¡Mar, claro que no!, espeta papá, con un deje de irritación.  Mar cierra los ojos y baja el pie, pisando con fuerza. Nota que el piso tiembla y abre los ojos. En el lugar donde antes estaba mamá sólo hay un boquete humeante. Papá, lívido, se ha caído de culo. Mar frunce el ceño y, mirándole a los ojos, levanta despacio el otro pie.

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