viernes, 24 de agosto de 2012
Vientos, ortograficos
Hacìa tanto viento que las tildes cedìan y se inclinaban. Algunas se,
caian y, parecian comas que dificultaban la, comprension del texto. @cuentografo
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viernes, 3 de agosto de 2012
Recosido
Finalista en el concurso de El ojo critico de RNE, El 3 de agosto de 2012.
Mandó la nota de rescate a la familia junto con una foto del niño que, lloroso, sujetaba un periódico del día. Pasaban los días y nadie contestaba. Así que se armó de valor, le cortó el meñique y lo envió en una cajita. Nadie contestó. Mandó la mano. Después, el brazo entero. Nada, ni una triste llamada. Continuó mandando trozos y, cuando quiso darse cuenta, ya sólo le quedaba el dedo gordo del pie izquierdo. Entonces, por fin, recibió el mensaje:
“Con los trozos que usted, tan amablemente, ha ido devolviéndonos, hemos podido zurcir al chaval de nuevo. Pero sin el dedo que falta le cuesta mucho chutar los penaltis en el colegio. ¿Sería mucho pedir que acabara de mandarnos al niño?”
Mandó la nota de rescate a la familia junto con una foto del niño que, lloroso, sujetaba un periódico del día. Pasaban los días y nadie contestaba. Así que se armó de valor, le cortó el meñique y lo envió en una cajita. Nadie contestó. Mandó la mano. Después, el brazo entero. Nada, ni una triste llamada. Continuó mandando trozos y, cuando quiso darse cuenta, ya sólo le quedaba el dedo gordo del pie izquierdo. Entonces, por fin, recibió el mensaje:
“Con los trozos que usted, tan amablemente, ha ido devolviéndonos, hemos podido zurcir al chaval de nuevo. Pero sin el dedo que falta le cuesta mucho chutar los penaltis en el colegio. ¿Sería mucho pedir que acabara de mandarnos al niño?”
jueves, 2 de agosto de 2012
El cuento sin magia
La princesa besó el sapo. El médico le recetó Aciclovir para el herpes labial y Haloperidol para la esquizofrenia paranoide.
jueves, 12 de julio de 2012
Lección magistral
-…y es una flagrante falta de respeto a la dignidad del intelecto –continúa el Anciano Profesor de Gran Bigote Color Paja y Pañuelo Blanco, dándose unos golpecitos en la sien-. La auténtica literatura es un espejo de la realidad. Y no debemos caer en la tentación de deformarla, inventando quimeras imposibles y malsanas, fantasías absurdas que desprecian los cánones de la razón, los principios más elementales de la física y ponen en…
El profesor se interrumpe y mira hacia la puerta como si hubiera oído algo. Se tapa la boca con las dos manos para disimular una risita y va a esconderse tras la puerta del aula. Los alumnos, que hasta entonces escribían con diligencia, se miran unos a otros. Pasados uno segundos, entra el Anciano Profesor de Gran Bigote Color Paja y Pañuelo Blanco. Cierra la puerta. Detrás sólo hay una lagartija que, al verse expuesta, sale huyendo pared arriba. Los alumnos suspiran, arrugan sus apuntes y los lanzan a la papelera.
domingo, 1 de julio de 2012
Afonía
En el funeral del ventrílocuo, su muñeco sube al púlpito a pronunciar el panegírico. Toda la iglesia escucha. Abre la boca de trapo una y otra vez. Hasta que se da cuenta, se ha quedado sin voz.
sábado, 16 de junio de 2012
El día en que se jubiló Alexey
Hoy se jubila Alexey; pronto llegará a la estación espacial una nave Soyuz para llevárselo de regreso a la Tierra. “Espero que el sustituto se lave más a menudo”, piensas, mientras le observas flotar sobre su litera.
¿Será posible? Debería estar preparando su última misión: Un paseo espacial rutinario. En lugar de eso, está levitando boca arriba, dando traguitos de una petaca de vodka que no sabes cómo demonios ha conseguido colar. Mira fotos antiguas, de sus primeras misiones, allá por el 65; y de su familia, sobre todo de su hija.
-Vamos, viejo –le dices, poniéndole una mano en la rodilla-, hay que salir ya.
Ves como se guarda un par de fotografías en el bolsillo interior. No consigues ver cuáles.
Cuando entra en el modulo esclusa, enfundado en su traje espacial, tú ya hace rato que estás frente al panel de control, esperando. Cierra la compuerta tras de sí, y dice:
-Listo.
Cuando has sacado todo el aire de la esclusa, le indicas que ya puede salir. Abre la compuerta exterior; frente a él, incontables años luz de oscuridad y vacío. Se da impulso con los brazos y sale fuera. Le ves alejarse y volverse cada vez más pequeño.
Casi no te sorprende ver que no lleva cable de seguridad.
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miércoles, 13 de junio de 2012
Adicción
Noche tras noche,
el ex-alcohólico, bajaba al bar y se enamoraba de una mujer tras
otra. No paraba hasta caer exhausto, tirado en cualquier callejón.
jueves, 7 de junio de 2012
Demostración empírica
Mentirosos
de mierda, le gritará a los abuelos cuando regresen a casa. Y les
mostrará el pelo humeante por la descarga que
recibió al meter los dedos en un enchufe; el palpitante chichón que
se hizo al saltar del ropero; y el bote de chucherías de colores, ya
vacío, que encontró en el botiquín del baño. Mentirosos, gritará,
sois todos unos mentirosos, ¡Mamá y papá ni me vigilan ni me
cuidan ni están en un sitio mejor ni nada de nada!
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martes, 29 de mayo de 2012
El relato infinito de las librerías y las bibliotecas
...en la que aparece una librería donde hay un libro de historia que describe una biblioteca donde hay una novela futurista en la que aparece una librería donde hay un libro de historia que describe una biblioteca donde hay una novela futurista en la que aparece una librería donde hay un libro de historia que describe una biblioteca donde hay una...
sábado, 26 de mayo de 2012
¿Os habéis portado bien?
Jugaban a médicos escondidos en el armario. Él era el cirujano cuando surgieron complicaciones. No se pudo hacer nada. Subió a su cuarto, cogió la pala y el cubito de la playa y la enterró en el jardín, bajo el columpio.
miércoles, 23 de mayo de 2012
Juguemos a un juego
Cuando la anestesia hizo efecto y comenzaba a cerrar los ojos, el viejo pederasta reconoció la dulce sonrisa del cirujano que, jugueteando con unas tijeras, le observaba desde arriba.
martes, 22 de mayo de 2012
La hipoteca
La puerta trasera da a las escalinatas del templo de Hatshepsut, en Egipto. Desde la de la cocina, en cambio, vemos una preciosa plaza en Florencia, con una estatua ecuestre en el centro. Si subimos al tejado, podrá disfrutar de unas maravillosas vistas desde las cimas nevadas del Annapurna, a los críos les encanta. Pero deberá tener cuidado con el tragaluz del baño, no se puede abrir, está en un submarino a 6000 metros de profundidad, en la fosa de las Marianas. Una finca fantástica como ve; aunque he de advertirle que el precio es alto: Toda su cordura.
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martes, 15 de mayo de 2012
El poeta verde más grande de todos los tiempos
El libro que estaba leyendo se quedó abierto sobre la hierba. Un camaleón subió muy lentamente sobre él y se quedó quieto, mirando una mosca. Paulatinamente fue volviéndose blanco como las páginas; luego, sobre su palidez, comenzaron a aflorar puntitos negros que se convirtieron en letras. Las letras formaron palabras que construyeron frases. No podía creerlo, era la historia más conmovedora, más sutil, más genial que había leído en mi vida. Quise sacar una libreta para copiarla, pero lo hice tan precipitadamente que lo asusté. Saltó sobre la hierba y cambió de nuevo su camuflaje. Luego se alejó, con la piel verde hierba y ese caminar suyo, entrecortado y bamboleante, sin saber que, por un instante, había sido el poeta más grande de todos los tiempos.
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lunes, 14 de mayo de 2012
Rescate escalonado
Mandó la nota de rescate junto con una foto del niño que, lloroso, sujetaba un periódico del día. Como no le hicieron caso, se armó de valor y le cortó el meñique; lo envió por correo dentro de una cajita. Nadie contestó. Mandó la mano. Después el brazo entero. Nada, ni una llamada. Así que continuó mandando trozos. Cuando quiso darse cuenta, sólo le quedaba la punta del dedo gordo del pie izquierdo. Entonces, por fin, recibió una nota de la familia:
“Sea usted tan amable de acabar de mandarnos al niño. Con los trozos que usted, tan amablemente, ha ido devolviéndonos, su madre ha podido volver a zurcirlo entero. Pero sin el trozo que falta le cuesta mucho chutar los penaltis en el colegio.”
“Sea usted tan amable de acabar de mandarnos al niño. Con los trozos que usted, tan amablemente, ha ido devolviéndonos, su madre ha podido volver a zurcirlo entero. Pero sin el trozo que falta le cuesta mucho chutar los penaltis en el colegio.”
lunes, 7 de mayo de 2012
El fracaso
-Debemos asegurarnos, herido es muy peligroso -dice ella.
-No estoy seguro de esto, ¿y si fallo, y si se enfada? -musita él.
- Tranquilízate, por favor, lo harás muy bien –pero de repente se queda quieta, como congelada, y susurra:
-Ni te muevas... Está justo detrás de ti, agazapado entre esas ramas. Nos está mirando... ¡Ahora!
Él se gira y dispara.
Un arco y unas flechas caen primero. Después, el niño, hecho un ovillo con sus alitas blancas manchadas de sangre, choca contra el suelo levantando una nube de plumas.
Ella se lanza a los brazos de él.
-¡Muy bien, mi amor! -dice.
Él se separa y la mira horrorizado. La última palabra queda flotando en el aire.
martes, 1 de mayo de 2012
La coleccionista
Cuando el joven se durmió al fin, ella se levantó y le besó suavemente los labios. Él entreabrió los ojos. Ella regresó a su asiento, se alisó la blusa con la palma de la mano y simuló estar absorta en la contemplación del paisaje. El joven se incorporó en su asiento con un gruñido de desentumecimiento, estiró el cuello y miró en derredor. El vagón, a parte de ellos dos, estaba desierto. Ella vio, por el rabillo del ojo, que se tocaba los labios con los dedos; y no pudo reprimir una sonrisa al intuir la mirada del joven sobre ella.
–Próxima parada, "estación del norte" –tronó una voz desde los altavoces del vagón.
Él se levantó y, sin apartar su mirada de ella, cogió su mochila y se la puso. Ya fuera, en el andén, se detuvo un instante, luego se giró con determinación hacia la ventana del tren.
Ella le sonrió y, agachando la cabeza, se puso a escribir en una libreta: “10 de abril. Estación del norte. Pelo castaño, ojos tristes, camisa a rayas. Perplejo número 303”
domingo, 22 de abril de 2012
Tristes y hediondas aventuras del valiente caballero de la halitosis
-Hora de la muerte, las doce en punto de la noche –certifica el médico–. Luego cubre con una mortaja de seda el cuerpo de la bella durmiente.
domingo, 15 de abril de 2012
Origami airlines
-¿Qué le pasa al avión, papá? -pregunta Javier- ¿Por qué no vuela?
Le digo que se tranquilice, que voy a revisarlo. Con cuidado, lo despliego hasta que vuelve a ser una hoja de papel cuadriculada. La miro al trasluz. Aquí, señalo. Javier aprieta los labios y asiente. Saca su estuche y corta un trozo de celo. Lo coloca sobre el folio tapando una pequeña brecha. Y volvemos a montarlo: Primero el fuselaje, luego las hélices, los motores y los asientos, finalmente los pilotos y las azafatas. Javier lo coge con dos dedos y le echa el aliento a la punta. El piloto le hace una señal, él mira hacia la torre de control. Cuando tiene pista libre, lo lanza. Destino Tokio.
domingo, 8 de abril de 2012
El supermercado
Tiene un código de barras tatuado en la muñeca. Parece como marcado a fuego. Ella, que ha seguido mi mirada, sonríe un poco y se sonroja. Luego pasa la mano por el lector laser: 299€. Pago con tarjeta, la meto en una bolsa de plástico y la subo a la habitación.
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sábado, 31 de marzo de 2012
Café para dos
¿Y cuándo será el
incendio? Pregunta la niña, mirando hacia una sillita de plástico
rosa. Luego levanta su cafetera de juguete y sirve dos tazas de
humeante y negro café. Gira la mesa y ensaya una media sonrisa lánguida, esquinada. Bebe un sorbo de la otra taza, con cuidado de no quemarse, y
con voz más grave, más ronca que la suya, dice: Pronto pequeña,
cuando él esté en casa.
(finalista semanal de relatosencadena de la cadena Ser)
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domingo, 25 de marzo de 2012
Tinta en las venas
Esas estrellas parecen frutas maduras, susurra el dragón que se enrosca alrededor de su cuello. Él tuerce
el gesto y continúa tatuando estrellas sobre el pecho de la chica.
-Ese dragón es impresionante, ¿Te
lo has tatuado tú mismo? ¿Hasta dónde te llega? -Pregunta ella, mirándole a los
ojos y acariciándole el cuello con un dedo.
-Míralo tú misma -está a punto de
responder, pero las palabras se atascan en su garganta. Y sonríe levemente, sin
levantar la vista.
De pronto, un dolor punzante
cerca de la oreja, allí donde descansa la cabeza del dragón. Y una húmeda
calidez resbala cuello abajo.
-¿Qué coño es eso? -pregunta la
chica.
-Nada -contesta él-, sólo es tinta
roja.
sábado, 17 de marzo de 2012
Silencio interior
Nunca fui tan feliz como la semana que mi voz interior se quedó afónica. Sucedió el sábado, tras una breve conversación con aquella rusa de ojos grises que soltaba monosílabos helados como témpanos. Aquel "deberías dejarla en paz, ¿no ves que la molestas?" que escuché en mi cabeza, ya me sonó preocupante, más ronco de lo normal. Pedí al barman una infusión de romero con miel, pero no dio resultado. Fui escuchándola cada vez menos, hasta que enmudeció. Ese silencio interior me asustó un poco al principio; pero pronto empecé a sacarle partido: El lunes hice puenting; el martes me comí seis huevos fritos con mucha sal; el miércoles me compré la moto; el jueves fui al trabajo en bermudas de flores; y el viernes le expliqué a mi jefe donde podía meterse su amonestación. Y llamé a Ester y le dije que aun la quería, que le perdonaba todo. El sábado por la noche, cuando estábamos los dos fumando en la cama, charlando de nuestro futuro, escuché algo, una voz desgañitándose por hacerse entender: "¡Huye!"
sábado, 10 de marzo de 2012
Congelador hermético
Allí estábamos todos, en un rincón del congelador. Finalmente, convinimos en ponernos en marcha. Caminamos sin rumbo a través de un laberinto de estanterías kilométricas, repletas de pescado congelado. De repente, se acabaron las estanterías, y el suelo metálico del congelador fue dando paso a uno más irregular, rocoso. Cuando aquellos pingüinos pasaron frente a nosotros dando saltitos, dudamos un momento, pero decidimos continuar. Tras horas de marcha, llegamos a un mar de hielo que se extendía hasta el horizonte. A lo lejos, vimos un galeón vencido y desarbolado, que se había quedado atrapado en el hielo. Entonces se levantó una ventisca que nos obligó a buscar abrigo. Por suerte encontramos una cabaña, donde encendimos un fuego y descansamos. El viaje nos había abierto el apetito así que abrimos la nevera. Allí estábamos todos, apretujados en un rincón del congelador.
domingo, 4 de marzo de 2012
El cadáver diseccionado más hermoso del mundo
-Accedemos al mediastino y separamos la pleura visceral del pericardio –dice el catedrático.
Todos tus compañeros de facultad se arremolinan alrededor del cadáver y se afanan en apuntar cada una de las palabras del profesor. Nadie se fija en ti. Es una suerte, piensas. No quieres que nadie vea como te sonrojas.
- Y aquí tienen la pleura mediastínica y aquí la cara esternal del corazón.
Cómo sería vivir al amparo de esos hermosos brazos, piensas. Cómo sería ser mirada por esos ojos vidriosos, tocada por esas fuertes manos que, incluso ahora, frías y blancas como la cera, prometen las más delicadas caricias.
-Aquí tienen el surco interventricular.
El pecho altivo, la cabeza poderosa. Todo él parece una estatua yacente, la escultura griega de alguna deidad fabulosa.
-Y así separamos el corazón del tórax.
Cuando el catedrático levanta ese corazón, sientes que es a ti a quien se lo han arrancado. Mañana la clase de anatomía se suspenderá. La policía estará haciendo preguntas aquí y allá. Qué pasa, preguntarás al llegar, simulando sorpresa. El corazón que diseccionamos ayer, responderá alguien, lo han robado.
Todos tus compañeros de facultad se arremolinan alrededor del cadáver y se afanan en apuntar cada una de las palabras del profesor. Nadie se fija en ti. Es una suerte, piensas. No quieres que nadie vea como te sonrojas.
- Y aquí tienen la pleura mediastínica y aquí la cara esternal del corazón.
Cómo sería vivir al amparo de esos hermosos brazos, piensas. Cómo sería ser mirada por esos ojos vidriosos, tocada por esas fuertes manos que, incluso ahora, frías y blancas como la cera, prometen las más delicadas caricias.
-Aquí tienen el surco interventricular.
El pecho altivo, la cabeza poderosa. Todo él parece una estatua yacente, la escultura griega de alguna deidad fabulosa.
-Y así separamos el corazón del tórax.
Cuando el catedrático levanta ese corazón, sientes que es a ti a quien se lo han arrancado. Mañana la clase de anatomía se suspenderá. La policía estará haciendo preguntas aquí y allá. Qué pasa, preguntarás al llegar, simulando sorpresa. El corazón que diseccionamos ayer, responderá alguien, lo han robado.
sábado, 25 de febrero de 2012
Jugando con el gatito
Hunde el gatito en el barreño de agua helada. Lleva años reprimiéndose, portándose bien. Pero hoy se merecía un capricho. Hay que celebrar que le han dejado salir. Se queda quieto durante unos segundos, relamiéndose, paladeando el goce, casi sexual, de notar entre sus dedos la lucha agónica de la vida; el chapoteo desesperado de los primeros momentos es lo mejor –hijos de puta, ¿de dónde sacarán tanta fuerza?-. Luego llega, siempre demasiado pronto, la distensión, el final. ¡Todavía no! Prolongar la agonía, recuerda, formaba parte del juego. Saca al gatito del barreño y, al escucharlo, siente una punzada de decepción. Este no maúlla. Sólo lloriquea.
martes, 21 de febrero de 2012
Lepidópteros cabreados
Todo comenzó con aquel portazo. La sensación en el estomago, como un ligero aleteo, que había sentido los últimos meses, se tornó de pronto en una leve incomodidad. Cuando vi su armario vacio, empeoró. Y esa noche, al notar el frío en su lado de la cama, me retorcí y grité agarrándome las rodillas. En el hospital me hicieron todo tipo de pruebas. Y un sesudo doctor, al ver la ecografía, me aconsejó operarme sin perder más tiempo. Está usted infestado, sentenció. Accedí enseguida, todo con tal de librarme de ese dolor.
Cuando, a la mañana siguiente, desperté de la anestesia, me sentía débil pero aliviado. La enfermera, que estaba comprobando el goteo, vio que me removía y sonrió. De buena se ha librado, dijo señalando con la barbilla una caja de entomólogo encima de la mesilla, todo eso tenía usted dentro. Al cogerla vi que contenía una docena de pequeñas mariposas con las alas clavadas. Cada una de ellas tenía una diminuta boquita con filas de afilados dientes.
sábado, 18 de febrero de 2012
Sabotaje naranja
Ese señor que coloca la escalera y los botes de pintura bajo el gran tiburón blanco es Don Ramón.
-Ese soy yo, un placer.
Don Ramón es el guardia más veterano del Museo de Historia Natural y sabe todo lo que pasa aquí dentro. Sabe, por ejemplo, que el director se excita espiando a los grupos de escolares.
-Al cabronazo, le encanta ver sus caras de pánico cuando se topan con esas mandíbulas abiertas.
Don Ramón sabe que, dentro de cinco horas, entrará por esa puerta su nieta de cuatro años, con su clase de preescolar.
-Es un encanto de niña. ¿Sabe usted que se sabe de memoria todos los diálogos de esa película de dibujos, la del pez naranja?
¿Buscando a Nemo?
-Sí, esa.
Don Ramón mete la brocha en el bote y la saca chorreante y naranja.
Mientras se encarama a la escalera, sonríe imaginando la expresión de la niña.
-Y la del director también.
La musa sonríe
Se ensucia con chocolate los dientes de perla. Se embadurna con brea la cabellera rubia, como de oro trenzado. Con carbón, se frota las mejillas, pétalos de rosa en un atardecer. Las mariposas de porcelana que son sus manos, las ensucia con barro. Y sus senos, que por lo visto son como luceros que en el firmamento brillan, los oculta confinándolos bajo una faja. Se contempla en el espejo y así, sonriendo, sale al balcón. Esta vez, los jodidos poetas lo tienen crudo.
viernes, 10 de febrero de 2012
Recapitulación
Y vuelve a sentir bajo
los pies el leve temblor de las vías. Y enseguida, la misma locomotora de
siempre, como una bestia furiosa, emergiendo del túnel entre nubes blancas. Cierra
los ojos justo antes del impacto. Y su
vida pasa frente a sus ojos. Y regresa al principio: Al nacimiento, la
infancia, la adolescencia. Y revive todo de nuevo. Y la angustia le consume, la
angustia de saber siempre lo que vendrá a continuación, de no poder cambiar
nada, ni un ápice. Luego,
inevitablemente, Miriam. Sabe que, junto con ella, vendrá el amor
desgarrado. Y luego la confusión, el sufrimiento. Y, de nuevo, aquella noche, aquella
fiesta en que vio lo que nunca debió ver. La noche en que corrió sin rumbo,
loco y borracho. La noche en que pudo
elegir. Pero vuelve a elegir lo mismo que elige siempre. Y se encuentra de
nuevo allí de pie, frente a la oscura boca del túnel. Y vuelve a sentir bajo los
pies el leve temblor de las vías…
sábado, 4 de febrero de 2012
La cura de la neurosis
Que sea lo que Dios
quiera, piensa Mar levantando, temblorosa, el pie. Papá y mamá la miran con un
brillo de esperanza. Pero Mar mantiene el pie en alto y pregunta: ¿Seguro que
no pasarán cosas horribles si piso la línea entre las baldosas? ¡Mar, claro que
no!, espeta papá, con un deje de irritación.
Mar cierra los ojos y baja el pie, pisando con fuerza. Nota que el piso
tiembla y abre los ojos. En el lugar donde antes estaba mamá sólo hay un
boquete humeante. Papá, lívido, se ha caído de culo. Mar frunce el ceño y,
mirándole a los ojos, levanta despacio el otro pie.
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